Dice un proverbio árabe: “ el que no entiende una mirada, no entenderá una larga explicación”
En la consulta diaria, el lenguaje no verbal está siempre presente. Y las miradas, dicen mucho.
Podemos deducir el estado de ánimo de una persona por su forma de mirar.
Hay miradas vacías, sin color ni energía, poco expresivas, que no te miran a los ojos y que suelen mirar hacia el suelo. Son personas con baja autoestima y en muchas ocasiones, menospreciadas y humilladas continuamente.
La mirada paranoica expresa desconfianza y al mismo tiempo miedo. Tienden a mirar hacia los lados y a rehuirla cuando les miras a los ojos. Son personas que se sienten amenazadas y que no se abren fácilmente en la consulta. Cuesta mucho llegar a ellos.
Está la mirada perdida del psicótico, no establece contacto visual y si lo hace aparta rápidamente la vista. Solo cuando están estables se puede contactar adecuadamente con ellos.
La mirada triste, de ojos caídos, enrojecidos y llorosos. Sólo con su mirada se les diagnostica.
La mirada retadora, propia de los adolescentes, con la ceja levantada y mirando de reojo mientras les observas. No es fácil llegar a ellos, pero suelen tener un punto débil que los desarma.
La mirada ingenua de los niños pequeños, clara, limpia y con ojos sonrientes. Un niño que no es feliz, nunca tiene esta mirada.
A mí me gusta mucho la mirada profunda, de las personas espirituales y de edad, transparente y que te miran fijamente pero con suavidad, sin que te sientas juzgada.
Por último, la mirada sana: cuando se mira de frente, con serenidad, que transmite la emoción del momento y que permite asomarte a su interior.
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Me ha gustado mucho Reme, ahora voy al otro hilo jeje.
Muchos besos
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Un escrit molt interessant. En acabar-lo de llegir, lògicament intentem ubicar-nos (i ubicar-te 🙂 en un d'aquests tipus de mirada.