Ayer leía en el diario INFORMACION, que las consultas de pediatría en Alicante están sobresaturadas después de las fiestas navideñas, con una gran afluencia de niños enfermos, la mayoría de catarros y gastroenteritis.
Y puedo dar fe de ello, porque ayer tuvimos muchísimas urgencias además de las consultas programadas para los controles de salud de los lactantes.
Una vez más me enfrento a la multiculturalidad de la consulta de pediatría y no dejo de sorprenderme cada día.
Tenemos un consenso en cuanto a la introducción de los alimentos durante el primer año de vida, que solemos explicar y dar por escrito a los padres en las revisiones previas a las vacunas. Pero no hay día que no tengamos diversos puntos de vista según la procedencia de los padres.
Por ejemplo, ayer me decía una madre china, a través de su hijo mayor que actuaba de intérprete, que su bebé de cuatro meses estaba muy estreñida. Al preguntarle por la alimentación, su hermano me decía que no quería leche, que solo quería papilla de arroz. Al insistirle al niño que debía traducirle a su madre que no era la alimentación más adecuada, su madre pareció molesta y le dijo algo en chino que el niño tradujo con un “ bien, volvemos otro día”. Hoy mismo otra madre china que sí que habla bien español, me decía que su bebé de siete meses come ¡¡arroz con gambas!!! Y que le sale un sarpullido en el abdomen cuando lo come.
En otra ocasión, tras comprobar que un bebé ecuatoriano no aumentaba de peso adecuadamente y estaba desnutrido, sus padres nos dijeron que lo alimentaban con sopa. Al insistirles en que me explicaran qué tipo de sopa, me contestaron que: “sopa de sobre”.
Otros ejemplos por suerte menos frecuentes son, masticar la carne antes la madre para que el niño pueda tragarla mejor, darles granitos de arroz cocido apretados con los dedos a los bebés de cuatro o cinco meses o incluso tratar dolores de oído con orina.
A menudo tengo el dilema de si debo imponer nuestras costumbres o si debo valorar las suyas, ya que cada pueblo tiene en su cultura unos hábitos que le son característicos y que se trasmiten de padres a hijos. Además tenemos el ejemplo nefasto de la obesidad infantil cuando los niños adquieren el gusto por la comida rápida o fast food.
Es complicado conjugar el respeto a las costumbres y los consejos de alimentación.
Crec que aquest problema no el patiu solament els metges, també els mestres, i està present en la societat en general. Haurem de conjugar el respecte amb el seny.
BON ANY 2011.