SABER ESCUCHAR

En mi trabajo es fundamental saber escuchar los problemas de las personas. Estos problemas pueden ser de muchos tipos, no sólo de salud. Durante un curso que hice el año pasado de actualización en Atención Primaria, uno de los profesores me marcó mucho. Nos decía que para que una historia clínica estuviera completa hay que preguntar SIEMPRE:
¿ QUÉ TAL VAN LAS COSAS POR CASA?
Nos suele faltar tiempo en la consulta. Sin embargo, yo también opino que preocuparse no sólo por los problemas de salud sino también escuchar otro tipo de problemas puede llegar a ser terapéutico para los pacientes.
Recientemente he leído un pequeño cuento en la revista AR, de la cual soy subscriptora que me ha gustado mucho y os lo voy a dejar aquí para quien quiera leerlo. Trata de:
“ El ratón que tenía un gran problema”

Había una vez un ratón que estaba mirando por un agujero abierto en la pared, cuando vio al granjero abriendo un paquete. De repente, quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera. Fue corriendo al patio de la granja para advertir a todos los animales:
- ¡ Hay una ratonera en casa!
La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levantó la cabeza y dijo:
- Disculpe señor ratón, entiendo que es un gran problema para usted, pero no para mí.
El roedor se acercó al cordero y le dijo:
- ¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera!
- Discúlpeme, señor ratón, pero yo sólo puedo rezar por usted.
El ratón se dirigió a la vaca y ésta le contestó:
- ¿Pero acaso estoy yo en peligro? Estoy segura de que no.
Y el ratón volvió a casa abatido.
Aquella noche se oyó un gran barullo en la casa.
La mujer del granjero corrió para ver qué había ocurrido. En la oscuridad no vió que la ratonera había cogido la cola de una cobra venenosa y ésta le mordió. El granjero la llevó inmediatamente al hospital, pero cuando regresó a casa, ella tenía fiebre. Para alimentar a alguien con fiebre, nada mejor que una sopa. Así que el granjero agarró su hacha y fue en busca del ingrediente principal: la gallina. Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos fueron a visitarla. Para alimentar a los invitados, el granjero tuvo que matar al cordero. Al final, la mujer acabó muriendo y el granjero tuvo que vender la vaca para cubrir los gastos del funeral.
Así que, la próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que, como no es el tuyo, no le debes prestar atención…..piénsalo dos veces.

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