Hay personas a las que quieres tanto, que sólo les cuentas las cosas buenas. Las malas, las ocultas para no hacerles daño.
Y hay otras personas, más o menos anónimas, a las que les cuentas todo lo malo y sientes una liberación porque sabes que no les vas a hacer daño.
Esto es lo que ocurre muchas veces en mi consulta. Los paciente se vacían de todas las cosas que les dañan y que tienen en su interior. Saben que al verbalizarlas sus miedos van a desaparecer y también saben que yo no les voy a juzgar. Sólo les voy a escuchar y alguna veces, a consolar.
Me impresionó mucho una paciente a la que le habían diagnosticado un cáncer de mama. Su mayor obsesión fue que su madre no lo supiera. Acababa de quedarse viuda y ella creía que si se enteraba de su cáncer, no lo podría superar. Y vivió su operación y su quimioterapia ocultándoselo a su madre para que no sufriera.
Es lo que los médicos llamamos psicoterapia en la consulta y debo decir que es conmovedor.
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