Las enfermedades del ánimo.

En una ocasión me dijo un profesor que las únicas enfermedades que se curaban eran las infecciones. Tienes pruebas objetivas que te dicen qué germen causa la infección ( los cultivos) y tienes otras pruebas que te indican cual es el mejor tratamiento ( los antibiogramas).

En el resto de enfermedades no hay esta objetividad y por supuesto no la hay en las enfermedades relacionadas con lo mental.

Hoy he tenido un día especialmente cargado de pacientes con problemas emocionales, propios o de sus familiares más cercanos, y he de reconocer que es agotador.

La consulta suele empezar con un “ no me encuentro bien, no sé lo que me pasa”. Y en la expresión del paciente se adivina que lo que le duele es algo referido a los sentimientos.

Es difícil hacer que fluya la conversación hasta que sale el problema real y tienes que estar receptiva y prestando mucha atención. Cualquier distracción ( un teléfono que suena,  una llamada a la puerta) puede dar al traste con el objetivo de que sea el paciente el que saque a la luz lo que le pasa.

Estas consultas requieren tiempo. Y no siempre sabes cuánto tiempo puedes dedicarle. En ocasiones, el paciente es claro y conciso. Reconoce que prevalece un sentimiento de tristeza o de ansiedad que relacionan perfectamente con un suceso en su vida como la muerte de un ser querido, un divorcio, etc. Pero en la mayoría de ocasiones es muy difícil que el paciente sepa porqué se siente tan mal. El sentimiento de negación del problema es muy fuerte y piensan que algo físico les está haciendo sentir tan mal. Muchas veces tienes que pedir pruebas complementarias para que comprueben que lo que le pasa se debe a su estado emocional.

Hay días que es difícil no llevarse a casa la carga afectiva que hemos vivido en la consulta como hoy con una hermana de un enfermo mental que ha tenido que ingresar por orden judicial en el hospital o una madre de un enfermo mental que teme que su hijo cualquier día la mate y no hay manera de que ingresen a su hijo. O ese policía que está pasando por un divorcio traumático y le debes dar la baja para que le retiren el arma. O esa trabajadora que está sufriendo un acoso laboral implacable y ya no puede más. O esa madre que debe volver al trabajo tras dar a luz porque su marido está en paro y no hay ingresos en la casa.  O esa mujer recién operada de cáncer de mama que debe irse a otro país a cuidar a sus nietos porque su hija tiene que trabajar.

En fin, hay días en los que se te descargan las pilas.

  1. Gabriel dice:

    Aunque mis "problemas" nunca han llegado a alguno de los límites que citas en los casos anteriores, sólo puedo decirte que has sido y eres mi mejor psicóloga y psiquiatra. Reme, es impagable tu forma de ejercer la medicina. Mil veces gracias.

  2. me encanta leer este tipo de cosas, gracias!

  3. Isa dice:

    Es cierto que las enfermedades del ánimo no se detectan con pruebas concretas. Hace falta otro seguimiento.Gracias por tu profesionalidad y empatía.

  4. Ana Huerta dice:

    Como pacientes nunca pensamos todo lo que te echamos encima cada vez que vamos. La idea de que escribas este blog nunca me había parecido tan buena pues me parece muy positivo para tí en días tan duros. Gracias por compartir con nosotros.

  5. Reme dice:

    Hola Ana, gracias por el comentario y como tú dices, este blog me sirve como psicoterapia. Un saludo.

  6. Carlos dice:

    Por mi experiencia profesional en el Hospital Psiquiátrico siempre hemos temido como días peligrosos aquellos en que las inclemencias del tiempo, concretamente el viento, ya que son nefastos para los enfermos mentales. Las estadísticas nos han demostrado que eso es así porque está claramente relaccionado el suicidio (intento o consumado) con esta circunstancia. Igualmente, se produce un incremento notable en el desajuste mental y emocional, produciendo patologías de desiquilibrio mental y violencia, que previamente estaban regulados con la instauración de un tratamiento continuo en los pacientes. Y como estamos viendo (mas bien padeciendo) estamos desde hace varios días con un temporal de vientos nada común. Es muy común, igualmente, oir decir en la calle "este viento me lleva loco..." y es la realidad que azota nuestra cara y nuestra mente. Saludos Dra. Mas y gracias por sus aportaciones profesionales que nos educan en la salud.

  7. Reme dice:

    En efecto, Carlos. Los días de viento siempre me acuerdo de las primeras escenas de la película de Almodovar "Volver" en la que las protagonistas sufrían un intenso viento y comentaban que ese viento hacía enloquecer a las personas.

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