La chica de los ojos color betadine es muy callada.
Habla más con su mirada que con sus palabras. Sombrea sus bonitos ojos de azul mar y pinta sus finos labios con Russian Red.
Es muy tímida y cuando hablas con ella, baja la mirada y escucha.
Sólo necesita que se lo expliques una vez.
Es muy joven para tanta responsabilidad, pero la vida se lo ha puesto en el camino. Su madre, su único pariente, padece Alzheimer en grado avanzado. Ella la cuida, la lava, la peina y le da de comer. Si no fuera por ella, su madre moriría deshidratada porque se le ha olvidado beber.
No lo dice, pero se puede intuir que su vida no siempre ha sido así. Creo que en su infancia fue feliz.
La chica de los ojos color betadine sabe que un día, su madre morirá. Ella quedará libre de su responsabilidad pero quedará sola en la vida. Por eso se agarra al brazo de su madre y no la suelta. Le habla despacito al oído y a su madre se le dibuja un rasgo de sonrisa.
La chica de los ojos color betadine me gusta, porque me gustan las personas que han conocido el sufrimiento y han encontrado la forma de salir de las profundidades.
Deja una respuesta
Preciós relat, preciosa història. Jo també admire, i molt, els qui lluiten a diari, en qualsevol tasca vital, per sobreviure.