A la entrada de Alicante hay una rotonda donde se ganan la vida varias personas. Unas vendiendo pañuelos, otros limpiando cristales de coches.
Pero hay uno en particular que me llama mucho la atención. Se parece a Fito Fitipaldis y se dedica a hacer malabarismos en las pausas de semáforo rojo.
Su arte es muy elaborado y siempre que espero en el semáforo pienso: "alargas mucho el número, no te va a dar tiempo a pedir unas monedas".
Pero se nota que disfruta con lo que hace y no es ambicioso. Con que una o dos personas le den algo, se retira cortesmente con un curioso saludo: se toca la gorra con dos dedos como hace Fito en sus conciertos.
Hoy le he visto en la cola de supermercado. Ha comprado una barra de pan y una botella de agua.
Al salir del supermercado le ha dado la barra de pan a un hombre que estaba pidiendo fuera.
Me ha emocionado mucho su solidaridad: los que menos tienen son los que más dan.
"Este mar guarda cada vez más barcos hundidos" dice Fito en una canción.
Pero creo que con personas como el malabarista, cada vez habrá menos barcos hundidos.
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Me ha encantado leer esto, yo también lo he visto y sí, se parece 🙂