La mayoría de enfermedades son debidas a malos hábitos alimentarios o a herencia genética.
Muchas personas desarrollan las mismas enfermedades que han padecido sus propios padres y con frecuencia se atribuyen a la herencia genética.
Sin embargo, la hipertensión, la diabetes tipo II y la mayoría de enfermedades cardiovasculares o incluso la mayoría de cáncer, no se ha demostrado que estén relacionados con nuestro ADN.
La respuesta está en que además de nuestra herencia genética, también se heredan los hábitos. Esto es igual para enfermar como para tener una vida sana.
Los hábitos alimentarios que tenemos adquiridos a lo largo de nuestra vida pueden hacernos enfermar o vivir sanos.
La epigenética estudia precisamente qué fenómenos que, sin afectar la secuencia de ADN, pueden hacer que un gen se exprese o no.
La mayoría de investigadores concluyen que una alimentación sana, basada en productos naturales, ejercicio regular sin ser extenuante, no fumar ni beber alcohol en exceso y evitar la exposición al sol en las horas extremas del día, pueden evitar la manifestación de muchas enfermedades.

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