La grasa del pescado está formada principalmente por ácidos grasos no saturados ( grasa buena) mientras que la grasa de la carne, es de ácidos grasos saturados(grasa mala).

Los ácidos grasos saturados se oxidan con mucha facilidad y producen radicales libres, que son dañinos para el organismo.

Sin embargo, hay otra forma de explicarlo.

Todos conocemos distintos tipos de grasas, unas son líquidas como el aceite y otras son sólidas como la mantequilla. Entendemos que una grasa líquida es más difícil que obstruya nuestras arterias mientras que una grasa sólida, podemos imaginar que las obstruye antes.

También sabemos que si calentamos la mantequilla, se vuelve líquida. Y si enfriamos el aceite, se hace más denso.

Por lo tanto, la temperatura también tiene mucho que ver con el daño que puede hacer la grasa.

La temperatura corporal de cada ser vivo es distinta. La de las vacas y cerdos es entre 38º C y 40ºC. La temperatura del pollo es de 41,5ºC. Las grasas de estos animales están en su forma más estable a su temperatura corporal.

La temperatura óptima del ser humano es de 37ºC. Por lo tanto, las grasas de la carne “se enfrían” en nuestro cuerpo y por lo tanto se hacen más densas.

Sin embargo, los peces son animales de sangre fría y su temperatura corporal suele ser semejante al agua donde viven  y puede llegar a ser hasta de 10ºC.

Por lo tanto, las grasas del pescado “se calientan” en nuestro cuerpo y se hacen más fluidas.

Este razonamiento del Dr. Hiromi Shinya es muy visual para entender los distintos comportamientos de las grasas en nuestro cuerpo.