Fue uno de mis primeros pacientes y me dejó huella, ¡vaya si me dejó huella!
Don Francisco, 75 años, sienes plateadas y cráneo de patricio romano. Un traje claro de lino, arrugado y muy vivido. En sus manos de dedos largos, un bonito bastón. Su mirada de ojos grises, transparente, me hacía sentir observada aunque no juzgada.
- Buenas tardes, Don Francisco ¿qué le ocurre?
- Para eso vengo, para que me lo diga. ¿No es usted el médico?
- Sí. Aún no tengo mucha experiencia, pero soy el médico. ¿Qué le duele?
- Mejor pregúnteme qué no me duele.
- De acuerdo, voy a hacerle algunas preguntas para saber un poco más de usted. Lo que llamamos anamnesis. ¿Usted fuma o bebe alcohol?
- Yo me lo gasto en rosas para mi mujer.
- Y ¿cómo tiene el estómago?¿qué tal hace las digestiones?
- Póngame a prueba. Invíteme a gambas.
- Don Francisco ¿es usted médico?
- Si lo fuera, yo mismo arreglaría mis cañerías.
- Está bien, veo que tiene la tensión arterial un poco alta. Necesitaría tomarle la tensión varias veces durante algunos días. ¿ Cree que tendrá tiempo?
- A mi reloj se le perdieron ya las manecillas. Tengo todo el tiempo del mundo.
A cada pregunta mía, obtenía un verso.
Pero siempre me han gustado los retos y pregunté y pregunté y al final diagnostiqué.
Veinticinco años después, celebro mis bodas de plata en la profesión médica y nunca lo he olvidado.
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OLe la nostra doctora Más Selles. Felicitats Reme.
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Felicidades por todos tus años de profesión, gracias por haberte cruzado en mi vida, en una ciudad que no es la mía da muchá confianza encontrar a alguien como tu. Esperó tenerte mucho tiempo cerca. Gracias.
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FELICITATS pels teus 25 anys, i per molts anys més que sigues la nostra metgessa.